No son los dos porque todavía hay opciones matemáticas para lograr la permanencia y el Cádiz CF está obligado a aferrarse a ellas por muy pocas que sean. Sin embargo el resultado de hoy frente al Mallorca ha tirado por el desagüe buena parte de ellas ya que el no conseguir la victoria deja a los baleares ya a siete puntos con el golaveraje a su favor. Una misma circunstancia esta última que ocurre con el celta, que aventaja a los amarillos en cinco puntos. Todo ello se agrava con la poca cantidad de partidos que restan para finalizar el campeonato y que son solamente cinco. El Cádiz tendría que dar un giro radical en esa recta final tanto en su juego como en resultados, algo que de momento se antoja complicado ya que hoy además ha mostrado una de sus peores versiones de la temporada. Un equipo sin ideas, sin alma y sin la intensidad necesaria en una categoría como es la Primera División.
Además de todo ello debería esperar que alguno de los rivales se dejen muchos puntos por el camino, cuando estos han demostrado que son capaces de ganar y puntuar en más ocasiones que los amarillos, y que incluso cuando no lo han hecho son capaces de desplegar un fútbol más cercano a lo que se pide en la élite del fútbol español con jugadores como Aspas o Muriqi que se erigen como líderes natos en los momentos más complicados para echarse el equipo a las espaldas, algo de lo que también carece el equipo gaditano.
El milagro matemático es algo más que números y debe venir acompañado por una mejoría de la que no se atisba ninguna señal.
