El escándalo de ayer del VAR con el Cádiz supera todos los demás

Error grave tras error grave, escándalo tras escándalo, decisión incomprensible tras decisión incomprensible. Así ha ido el Cádiz CF lidiando con las jugadas de VAR desde su llegada al fútbol profesional sin que nadie ponga solución a ello. 

Sí, las equivocaciones en el mundo del arbitraje suele tocar a todos, pero con el Cádiz se están claramente cebando. Se pueden hablar de una larga lista de acciones en las que el conjunto amarillo quedaba seriamente perjudicado, con aquellas famosas jugadas de manos en las áreas que cuando tocaba en la del Cádiz se revisaban y se pitaban y cuando eran en la del rival no ocurría nada. Ya por entonces Álvaro Cervera proclamaba su duda a las cuatro vientos indicando que alguien le explicara cuándo se llamaba al árbitro y cuándo no porque ni él, ni nadie, lo entendía. Entre todas ellas queda para el recuerdo una mano de Negredo que se pitaba tras tocar en su cabeza y otra exactamente igual de Pere Milla que se iba al limbo porque ni Del Cerro Grande en el césped ni Soto Grado en el VAR pitaron.

Pero todo no quedaba en esas acciones, porque llegaron otras que ya rozaban el auténtico esperpento. En esa segunda lista estaría el penalti de Foulquier a Perea, siendo arrollado el cadista en el área y la acción no vista por Alberola Rojas ni por Cordero Vega en el VAR. Esta jugada fue incluso catalogada desde diferentes medios de comunicación como “ell penalti más clamoroso desde que existe el VAR”.

Imposible de olvidar tampoco los dos penaltis señalados en Mallorca por del Cerro Grande, uno por una salida por un balón de Ledesma y otro por un leve toque en el hombro, dejando además de pitar uno similar de Brian a Aiza que sin embargo no pitaba.

También jugadas que no fueron en el área acabaron decantándose en contra del Cádiz, como una roja perdonada a Casemiro frente al Real Madrid en el Bernabeu.

Más recientemente tenemos el golazo de Brian Ocampo anulado por falta previa a Fali, que dista mucho de serlo porque esa acción viene dada por un agarrón al propio cadista, y que recordaba a otra frente al Sevilla con una falta previa a Lozano que nadie del cuerpo arbitral veía.

Pero lo de ayer frente al Elche es inaudito, vergonzoso, escandaloso y todos los calificativos que le puedan poner. El Cádiz vió cómo una acción clarísima no era revisada teniendo el colegiado de VAR Iglesias Villanueva toda una tecnología de vídeo y cámaras a su disposición a cientos de kilómetros en una sala insonorizada y sin ningún tipo de distracción y acompañado de algunos ayudantes más. Eso es lo que nadie entiende. Eso es lo que cuesta asimilar como un simple error. Son ya demasiadas jugadas así para calificar de error arbitral lo que le está ocurriendo al Cádiz con el VAR.

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