Tras el empate en Sevilla las sensaciones de Álvaro Cervera y de los jugadores, estos últimos mostrando rostros felices entre abrazos sobre el césped al final del partido, no hay duda alguna de cuál es el camino que todos se han marcado para reencontrar el juego perdido. Todos coincidieron en la importancia de echar el cerrojo a la portería propia después de encajar cinco goles en dos partidos.

Una de las frases más repetidas la temporada pasada fue la de que cuando el Cádiz defiende bien también ataca bien. Ayer era acompañada por otra del propio técnico en la que afirmaba que “somos un equipo de meter pocos goles y por eso es importante no encajar”. Todos tienen claro que cualquier mejora pasa por hacerlo en defensa, recuperar la solidez del año pasado y, evidentemente, evitar errores grotescos como los cometido en jornadas atrás.

Últimamente el equipo no solo concede muchas ocasiones a los rivales, sino que además estos llegan a las inmediaciones del área demasiado sueltos. La presión no está funcionando tan arriba como se quiere y los balones se recuperan demasiado lejos del área contraria.

En Sevilla se mantuvo de nuevo inmaculada la portería de Cifuentes, aunque fue ante un equipo que no sabe lo que es marcar un gol desde la Jornada 3. El hecho de no recoger ningún balón de sus redes parece en este caso una inyección moral más que una confirmación de la mejoría. Ésta tiene que llegar en las próximas jornadas, aunque ya es un buen punto de partida haberse fijado la senda por la que caminar para lograrlo.