Todo es más complicado sin Garrido

Jon Ander Garrido

La ausencia de Jon Ander Garrido parece ser un serio contratiempo para Cádiz CF. No porque no poder contar con el vasco signifique cosechar malos resultados, ya que los de Cervera han solventado partidos en esa situación en lo que llevamos de temporada, pero sin él es cierto que el juego en algunos aspectos se resiente.

Álvaro Cervera intenta cada jornada estirar la manta todo lo posible para que su calor pueda cubrir tanto al ataque como la defensa y a nadie se le escapa que con Garrido sobre el césped esa manta tiene unos centímetros de más más. Además de todo el terreno que abarca da oxígeno a sus compañeros en labores defensivas para que estos se sientan más cómodos en las ofensivas. Ante el Getafe el técnico apostó por dar un paso adelante y lo que ocurrió fue que el partido se abrió de una manera que al entrenador no le gusta. Se pudo ganar, pero ese continuo ir y venir no es el juego que más le satisface. Lo explicó después del partido y, como es habitual en él, fue sincero: “Tiene que ser muy difícil meterle al Cádiz tres goles”.

El pasado domingo ante el Almería, y a pesar de jugar en casa, la premisa era clara: había que demostrar una mejor cara en defensa. Había que hacerlo además ante un Reus que optó por buscar insistentemente la espalda a la zaga amarilla, algo nada fácil de contrarrestar, y la pareja de centrales formada por Aridane y Servando tuvo que lidiar con ello a la perfección sin cometer errores. Arriba el equipo no fue un vendaval, pero tuvo opciones claras para marcar. No se logró y restaba guardar la ropa no haciendo ascos al empate. Para ello no había que hacer concesiones atrás a cambio de buscar algo más de mordiente. El marcador no se movía y Cervera optó por no agotar los cambios. Posiblemente porque sin tener a un hombre como Garrido, con un José Mari que estuvo entre algodones durante la semana, cualquier sustitución más podría desembocar en la aparición de demasiados agujeros de medio campo hacia atrás que fueran imposibles de tapar. El empate era bueno y al final de la jornada se demostró que con ese punto se conservaba la tercera plaza.

Cervera quiere a Garrido en el campo, pero lo quiere en plenas facultades. Sabe de su importancia y no va a arriesgar mientras existe un atisbo de riesgo por hacerle saltar al terreno de juego o que lo haga sintiendo dolor en su brazo. No sabemos si reaparecerá en Soria. Si no lo hace, la búsqueda del equilibrio tendrá que hacerse una vez más de un modo que quizás no nos guste pero que, sin duda, es la más acertada.

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