Tuvieron paciencia con él cuando los resultados no eran del todo positivos, incluso cuando su equipo pisó puestos de descenso. Ahora Fernando Currás y su UD Melilla llegan al Ramón de Carranza en la zona noble de la tabla con aspiraciones a meterse entre los cuatro primeros, algo que podría conseguir esta misma semana en caso de vencer al Cádiz. El técnico gallego, en la rueda de prensa previa a partir a tierras gaditanas explicaba todo lo que para él conlleva este encuentro. “El partido llega en un buen momento. Somos dos equipos con buenas rachas, es una obviedad, los números están ahí. Lo importante es lo que está por venir. Hay tres puntos en juego muy importantes. Es el Cádiz, el Ramón de Carranza, la afición, etc. que hacen un contexto espectacular, es un lujo en Segunda B jugar en el Ramón de Carranza. Por historia y afición deberían estar en otra categoría, pero al final son tres puntos igual que los demás. Espero que nuestros futbolistas salgan a competir contra un buen rival que nos lo va a poner muy difícil”

Sabedor del peligro que entraña el Cádiz, confía en sus futbolistas para superar este partido como un reto más de los que ya ha solventado esta campaña. “Es un equipo que no necesita arrollar con un fútbol asociativo o de mucha posesión. Tienen peligro de por sí y no es fácil sujetar esas individualidades. La afición empuja mucho y si ellos encuentran su momento es un equipo muy poderoso. La idea que tengo es que suframos centrándonos en el juego. Estoy seguro que el equipo va a responder. Nos vamos acostumbrando a superar retos, pero también estoy seguro que el Cádiz va a pelear por el partido y también están muy concienciados de ello. A ver quién sale victorioso”.

No hace falta motivar a nadie cuando se trata de venir a jugar a Cádiz. Hasta él, asegura, se vestiría de corto si fuera necesario. “En el entorno percibes que la gente está con esa luz creciendo, cada vez hay más ilusión, más expectativas, etc. A mí me encanta y más aún ante el rival que vamos a jugar. Son días que todo el mundo desea que llegue, pero la realidad es que en el vestuario cada uno pelea por estar en el once. Es un estadio en el que a mí hasta me apetece volver a jugar. Según se va acercando el partido los cinco sentidos se trasladan al juego. Pretendemos separar lo que hay alrededor del terreno de juego. Vamos a ser nosotros mismos, no haremos muchas variaciones. Mientras estemos a nuestro nivel estaré satisfecho porque estaremos cerca de sacar algo positivo. Puedes hacer vigilancias especiales, pero la calidad individual aparece en el mínimo despiste. Me lo planteo más como un reto, sé que a los que tengo en el vestuario también les gustan los retos. Tienen ganas de demostrar que son capaces de sujetar al nivel que tiene la plantilla del Cádiz. Respetamos a todos los rivales, no sólo al Cádiz”.