Ya va siendo norma habitual en la Segunda División B que incluso antes de que culmine la primera vuelta se comiencen a dar problemas de impagos en clubes. Desde hace semanas se conocían los del Huracán de Valencia, que ha tenido que pedir ayuda a sus aficionados para pagar al trío arbitral.

En el Grupo IV fue ayer cuando la plantilla de la UD Melilla dio un paso al frente al denunciar impagos en su club y los problemas por lo que está pasando el equipo. "El vestuario se siente angustiado y absorbido por la situación padecida durante los últimos tiempos, debido al desamparo y continuos incumplimientos de promesas y fechas de pago que se van acumulando”, leía su portavoz Nacho Aznar en un comunicado firmado por todos los integrantes del equipo.

La triste realidad de todas las temporadas en un fútbol español que mueve cantidades indecentes en su categoría más alta pero que está cada vez con más dificultades en otras como la Segunda B.