Chip_Iron/esecadizoe.com Nada más empezar el partido se supo cual era el cometido del equipo amarillo en el campo. Toda una lección de cómo quiere Espárrago que se desarrollen los partidos. Sus mandamientos: orden y concentración. El resultado: líneas muy juntitas y pocas concesiones al contrario. El Racing en la primera parte no llegó con peligro alguno a los dominios cadistas. Tan sólo una ocasión de Aganzo que se plantó delante de Armando, quien desbarató la acción con una providencial parada. Hasta ahí las jugadas de ataques con verdadero peligro. El resto, llegadas con centros de escaso acierto y alguna jugada a balón parado del Cádiz. Fleurquin tuvo una que la defensa sacó cuando el uruguayo estuvo a punto de rematar en el segundo palo un saque de esquina.
Lo que faltaba de buen fútbol, lo ponía el Racing de Santander con infinidad de faltas que el colegiado Turienzo Álvarez no fue capaz de cortar con ninguna cartulina amarilla. Enrique y Fleurquin fueron los que mas recibieron. El uruguayo las sintió en todas las partes del cuerpo (espalda, pecho, piernas). Los de Preciado, que sabían el peligro de los amarillos en las contras, no iban a dejar que se produjeran y el árbitro les ayudó en esa faceta del juego.
Los minutos finales de la primera mitad fueron los más aburridos del partido. Ninguno de los dos equipos encontraban la manera como resolver el encuentro y prefirieron aguardar al descanso para refrescar sus ideas.
La segunda mitad llegó con mas ganas por parte de los cántabros. Preciado movió ficha y cambió a tres hombres de arriba (Marqués, Aganzo y Jonathan) por Raúl, Antoñito y Melo. Espárrago hizo lo propio con Bezares que sustituyó a Suarez y dio refresco al centro del campo, con Estoyanoff que sustituyó a un Enrique se vació durante el partido y al final el cansancio no le daba la claridad de ideas requerida y Manolo Pérez por Oli. Un cambio quizás mas extraño, pero Víctor Espárrago sabía en ese momento que el partido no se jugaba en punta, sino unos metros mas atrás. Y ahí fue donde el Cádiz al final del partido rompió el tablero del juego. Estoyanoff se convirtió en el canalizador del juego de ataque cadista por la banda derecha. Desde allí centró, distribuyó y disparó a puerta dos veces. En el segundo tiro del Lolo, Aouate no pudo atajar el potente disparo y Sesma, desde los metros atrás, llegó solo para rematar a placer. Era el minuto 84 y todo parecía sentenciado.
Los últimos minutos fueron de verdadero infarto. Un Racing volcado que veía como se le escapaban los 3 primero puntos de su feudo y un Cádiz que pudo sentenciar en un par de contras peligrosísimas. Armando y la defensa se convirtieron en verdaderos muros contra el asedio racinguista, y tras dos corners agónicos, con balón sacado bajo palos al alimón por el león de Sopelana y el cadistafino 2004 Raúl López, el permisivo Turienzo Álvarez, decretó el final del partido.
Los tres primeros puntos de la temporada vuelan en estos momentos hacia Carranza. Un buen postre para un gran guiso cocinado por nuestros jugadores y el cuerpo técnico.
Que no se pierda ese recetario. Vale millones.