La Ciudad Deportiva Bahía de Cádiz también pide a gritos algunas mejoras.

Foto: portalcadista.com

Las instalaciones utilizadas por el Cádiz CF, tanto el estadio Ramón de Carranza como la Ciudad Deportiva Bahía de Cádiz, requieren de constantes trabajos de mantenimiento para que éstas luzcan en el estado más óptimo posible. No solo tras el parón liguero, sino antes de que este se produjese, tanto el estadio municipal como El Rosal ya presentaban ciertas carencias que aún hoy día continúan igual.

En el estadio Ramón de Carranza no es extraño comprobar como algunas hierbas han crecido entre el cemento y el hormigón de las estructuras de la preferencia y los fondos, gradas en las que algunas escaleras de acceso a los graderios no se encuentran del todo bien ancladas, lo que provoca sensación de inestabilidad sobre todo en personas mayores. Pero si el verde se deja ver entre el gris de Carranza, también resulta curioso que más allá del terreno de juego por la preferencia supletoria se eleva una palmera que comparte alegrías y tristezas con los aficionados que ocupan dicha localidad y que lleva en periodo de crecimiento más de tres años. La susodicha, incluso se encuentra atada con precinto, como si de una expecie en extinción se tratara.

También presentan carencias en el estadio las vallas perimetrales que delimitan grada y césped en preferencia, sobre todo desde que tras una avalancha de aficionados ésta cediese sin causar daños personales. O algunos asientos de la estructura de la grada supletoria.

En la Ciudad Deportiva Bahía de Cádiz también son necesarias algunas mejoras, sobre todo en algunas fachadas, que presentan grietas, y en los herrajes de las ventanas de los vestuarios, que sacan al exterior algo de óxido. También en las gradas son necesarios trabajos de mantenimiento y limpieza, ya que el agua de la lluvia no termina de eliminar la suciedad y las telas de araña que se pueden ver entre las sillas o en las cabinas de radio.

Precisamente cuando llueve es comun que el agua se estanque en una parte del acceso al graderío, lo que hace prácticamente imposible el paso de los aficionados, un problema que se arrastra desde que la Ciudad Deportiva fue inaugurada y al que aún no se ha puesto solución.