Era la decimocuarta jornada cuando el equipo amarillo caía en La Línea de la Concepción por dos goles a uno. La tabla presentaba por entonces la peor imagen de la temporada, con el Cádiz fuera de los playoff y el líder UCAM a ocho puntos de distancia. Los acontecimientos se precipitaron en las siguientes horas y se tomaba la decisión de destituir a Antonio Calderón para que su lugar lo ocupara Claudio Barragán. Había tiempo para reaccionar pero también muchos aspectos que arreglar para convertir a esa misma plantilla en un equipo sólido.

El técnico valenciano dejó claro desde el primer día que el trabajo de su amigo y compañero Antonio había sido muy bueno y que, a partir de él, intentaría retocar aspectos del juego que mejorara el rendimiento.

Con lo bueno del primero y lo aportado por sí mismo, el ex del Depor supo tocar la tecla necesaria en ese momento complicado y los números lo avalan. El tramo final del campeonato regular comienza con el equipo cadista en posición de ventaja fruto de las diez victorias conseguidas en sus once partidos al mando, con una mejora importante en el entramado defensivo que mantiene al Cádiz como el equipo menos goleado de todas las categorías nacionales al cierre de esta jornada. Además, sin restar potencial al registro goleador.

Todos coinciden en que aún nada se ha conseguido. Y es cierto. Lo único que se puede celebrar es el acenso al final de la temporada. Para eso queda aún. Para eso hay que mantener primero el liderato y posteriormente no fallar en los partidos donde te juegas la vida. En medio de todo ello, habrá puntos que volarán, campos complicados y rivales que morderán nada más ver en frente la camiseta amarilla.

El principio de lo bueno ha comenzado. Ahora solo queda trabajar para que en pocos meses estemos celebrando un final feliz.