En un Viernes Santo atípico, el Nuevo Mirandilla no logró llenar todas sus localidades durante el encuentro que enfrentó al Cádiz con el Granada CF, registrando una asistencia de 15.422 espectadores, una cifra inferior a la acostumbrada. A pesar de esta reducción, el número sigue siendo considerable, aunque refleja una notable disminución en la afluencia de público.

La coincidencia del partido con Viernes Santo, un día de profunda significación religiosa, impactó la asistencia. Muchos abonados, ante la imposibilidad de las procesiones por la lluvia, tuvieron que decidir entre cumplir con sus compromisos religiosos o asistir al partido. La devoción y la fe pesaron en la balanza de algunos aficionados, que optaron por priorizar sus actividades cofrades en sus hermandades sobre el encuentro deportivo.

Además, la amenaza de lluvia que se cernía sobre la ciudad probablemente jugó un papel en la decisión de algunos espectadores de no asistir al estadio, contribuyendo así al descenso en el número de asistentes.