Anduva vivió una noche de auténtica fiesta rojilla este jueves, cuando el Club Deportivo Mirandés certificó su pase a la final del playoff de ascenso a Primera División tras vencer con autoridad al Racing de Santander por 4-1 en la vuelta de la semifinal. Los dirigidos por Alessio Lisci encarrilaron la eliminatoria gracias a una segunda parte sólida y eficaz que borró cualquier opción real de remontada para los cántabros.
El primer tiempo arrancó intenso, con el Mirandés dándoselas de local fuerte en casa. Antes del minuto 10, Urko Izeta aprovechó un gran centro de Hugo Rincón desde la banda derecha para abrir el marcador con un cabezazo certero, adelantando a los locales (1-0). La alegría apenas duró cinco minutos: en el minuto 12, Andrés Martín colgó un balón al segundo palo y Maguette Gueye lo cabeceó sin oposición para devolver la igualdad (1-1). A partir de ese momento, ambos equipos se mostraron igualados, aunque el Mirandés comenzó a generar buenas ocasiones, con Panichelli y Rincón como principales protagonistas, y el portero del Racing, Jokin Ezkieta, convirtiéndose en figura clave con varias intervenciones destacadas.
Al descanso se llegó con empate a uno, y todo quedó abierto para los segundos 45 minutos. Fue entonces cuando el Mirandés marcó distancias y resolvió la eliminatoria. En el minuto 63, tras una jugada embarullada dentro del área, Mathis Lachuer centró al corazón del área y la pelota, tras tocar en Ezkieta, se coló en la portería en propia puerta, poniendo el 2-1 a favor de los rojillos. Apenas tres minutos después, en el 66, Hugo Rincón remató con potencia desde la frontal y, tras un nuevo desvío del Racing (esta vez en un defensor, Javi Castro), el balón superó nuevamente a Ezkieta (3-1).
El golpe de gracia llegó en el minuto 70, cuando Izeta completó su doblete con un remate colocado por la escuadra tras asistencia de Panichelli, desatando la euforia en Anduva (4-1). Con ese gol se selló la eliminatoria (global 7-4) y el Mirandés se aseguró su presencia en la final del playoff de ascenso, donde se enfrentará al Real Oviedo.
El partido concluyó sin mayores sobresaltos, y los rojillos se dedicaron a correr, abrazarse y celebrar un logro a la altura de su gran temporada, sobre todo teniendo en cuenta su modesto presupuesto en comparación con otros clubes de Segunda División. Anduva, con más de 5.300 espectadores, se convirtió en una olla a presión de emociones cuando el pitido final dio paso a la ola de alegría y cánticos de "Mirandés, Mirandés".
El técnico Alessio Lisci puede estar muy orgulloso: sus jugadores se vaciaron en el campo, defendieron el equilibrio táctico y aprovecharon la inspiración ofensiva de su dupla en banda, Rincón-Izeta, para desequilibrar a un Racing que, con todo el mérito, no encontró respuesta tras el descanso. Además, la décima jornada sin derrota en partido oficial, incluida la ida, refuerzan la convicción de que este Mirandés no es flor de un día.
En la rueda de prensa posterior, Lisci destacó la solidez mental de su equipo y alabó la presión de la afición en Anduva, afirmando que el apoyo fue fundamental para el crecimiento del equipo en el tramo decisivo. Por su parte, Ezkieta, pese al autogol, reconoció la superioridad del rival en la segunda mitad y felicitó a los jabatos por su eficacia.
El Mirandés, que buscaba por primera vez en sus 98 años de historia el paso a Primera División, encará una final a doble partido frente al Real Oviedo. El primer choque se disputará el domingo 15 de junio en Anduva (horario aún por confirmar), mientras que la vuelta se jugará el sábado 21 de junio en el Estadio Carlos Tartiere, con horario programado a las 21:00 horas. El Oviedo, entrenado por Santi Cazorla, llega tras eliminar al Almería y no juega en la máxima categoría desde hace 24 años.
Con todo ello, el Mirandés se queda a solo dos partidos de escribir la página más gloriosa de su vida deportiva: el ascenso a Primera. La ciudad de Miranda de Ebro ya palpita ilusión; el estadio se prepara para otra oportunidad histórica —la expectación es máxima— y el fútbol modesto, representado por un club humilde con identidad, se empeña una vez más en demostrar que los sueños, al final, pueden cumplirse.