En Trebujena, en una de esas calles donde todo el mundo se conoce, la vida sigue su curso con historias que emocionan y dan lecciones sin buscarlo. Una de esas historias es la de Sebastián Herrera, entrenador que durante varios años estuvo vinculado a la cantera del Cádiz CF llegando a entrenar al filial cadista, vecino de siempre, y esa clase de persona que siempre tiene una palabra de aliento para los demás.
Sebastián ha empezado un nuevo tratamiento de quimioterapia y ya ha pasado por la primera de las seis sesiones previstas. Si todo va bien, cada 21 días tendrá la siguiente. Lo cuenta con una serenidad que sorprende y una sonrisa que no se le borra. Dice que se encuentra muy bien y que su mejor medicina es el cariño que está recibiendo: "Sobre todo de mis niños", confiesa, en referencia a los chavales que entrena y que tanto lo quieren.
Nació el 25 de julio de 1957 en la calle Guzmanes número 70, y aunque Facebook se ha adelantado un día y lo ha “felicitado antes de tiempo”, él se lo ha tomado con humor: “Este cumpleaños va a ser de varios días, jajaja, oleee pues da igual”. Y lo celebra con abrazos de gol, mensajes de amor y agradecimientos.
En el Cádiz CF no solo ha formado a jóvenes como futbolistas, sino como personas. Desde el banquillo del Cadete B y otros equipos de cantera, ha dejado huella con un estilo cercano, alegre y lleno de valores. Gente como él es la que hace que el fútbol base tenga sentido.
Durante estos días, las redes se han llenado de mensajes de apoyo, de antiguos alumnos, jugadores compañeros y familias que reconocen su labor y su forma de ser. A todos, les ha dedicado unas palabras sentidas y llenas de agradecimiento. Porque si algo deja claro Sebastián es que, a pesar de los momentos difíciles, sigue siendo el mismo: optimista, cercano y con un corazón enorme.
