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Emma Raducanu y el incidente del bebé llorando que dividió al público en Cincinnati

Lo que comenzó como un intenso partido de tercera ronda del Cincinnati Open entre Emma Raducanu y la número uno del mundo, Aryna Sabalenka, terminó convertido en un pequeño huracán mediático que ha traspasado las fronteras del tenis.

En pleno tercer set, con el marcador igualado y la tensión en el aire, un bebé comenzó a llorar en las gradas. El llanto, que según Raducanu se prolongó durante unos diez minutos, se volvió lo suficientemente constante como para distraerla en un momento clave. Al dirigirse a la jueza de silla, la británica expresó su frustración:
“Lleva, como, 10 minutos”.

La respuesta de la jueza sorprendió tanto a la jugadora como al público:
“Es un niño. ¿Quieres que lo eche del estadio?”

Raducanu, encogiéndose de hombros y sonriendo, asintió tímidamente tras escuchar a varios espectadores gritar “¡sí!”. La escena fue captada por las cámaras y, en cuestión de horas, recorría las redes sociales acumulando millones de visualizaciones.

Un debate entre concentración y empatía

El incidente ha generado un intenso debate sobre los límites entre la exigencia de concentración en el deporte profesional y la empatía hacia situaciones humanas inevitables, como el llanto de un bebé afectado por el calor.
En España, medios como HuffPost destacaron la división de opiniones: mientras unos defendieron el derecho de la tenista a reclamar silencio, otros criticaron lo que consideraron una falta de sensibilidad.

En el ámbito anglosajón, portales como news.com.au y The Sun recogieron aplausos hacia Raducanu por “pedir de forma directa” que se gestionara la situación. Sin embargo, otros medios, como el Hindustan Times, se centraron en la actuación de la juez de silla, calificando su comentario como “poco profesional” y apuntando que el deber de garantizar el silencio recae sobre los árbitros, no sobre las jugadoras.

Reacciones en redes

En Reddit, el incidente incendió el subreddit r/Fauxmoi, donde abundaron mensajes de apoyo a Raducanu:

“Ni siquiera debería tener que pedirlo; es responsabilidad del árbitro asegurarse de que haya silencio cuando se juega”, opinó un usuario.

Otros hicieron hincapié en el papel de los padres:

“Los niños no tienen que llevarse a todos lados… si mi hijo estuviera llorando, lo sacaría sin dudarlo”.

Hubo también críticas a la sensación de “culpabilizar” a las jugadoras por querer que se retirara al bebé:

“Los fans apenas pueden susurrar… y un niño está gritando a todo pulmón. ¿Cómo es posible que se haga sentir mal a la jugadora por querer silencio?”.

El desenlace deportivo

Pese a la distracción, Raducanu logró romper el saque de Sabalenka y empatar el set 4-4. Sin embargo, la número uno mundial terminó imponiéndose en un apretado tie-break final, cerrando un partido que ya quedará registrado no solo por su intensidad deportiva, sino por un momento tan inusual como debatido.

Conclusión: Lo ocurrido en Cincinnati ha expuesto un dilema recurrente en el deporte de élite: ¿hasta qué punto se debe priorizar la concentración de los atletas frente a las inevitables circunstancias humanas del público? Mientras unos defienden que la interrupción fue legítima, otros consideran que el tenis también debe convivir con la vida que sucede alrededor de la pista.

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