La final del playoff de ascenso que disputarán Real Oviedo y CD Mirandés dejó como consecuencia la eliminación de la UD Almería, el último de los tres equipos descendidos de la pasada temporada que aún tenía opciones de ascenso. Finalmente ni los rojiblancos, ni Granada ni Cádiz CF ninguno de los tres logró regresar a la máxima categoría, acumulando frustraciones deportivas, inestabilidad institucional y devaluación en sus plantillas.
La UD Almería comenzó el curso con Rubi al frente del banquillo y una plantilla construida para competir por el ascenso. La inversión superó los 50 millones de euros, convirtiéndose en la más cara de su historia en Segunda División. El conjunto almeriense logró clasificarse para el playoff finalizando en sexta posición con 62 puntos, pero cayó en la primera eliminatoria frente al Real Oviedo.
Durante la temporada, el equipo mostró un alto nivel ofensivo, especialmente gracias a Luis Suárez, que fue el máximo goleador de la categoría con 27 goles. Sin embargo, la segunda vuelta estuvo marcada por una racha muy negativa fuera de casa: solo consiguió cuatro puntos de 27 posibles como visitante. Esa debilidad le impidió competir por el ascenso directo.
Tras la eliminación en el playoff, Rubi denunció que la competición estaba “adulterada”, aludiendo a las ausencias clave como las de Luis Suárez y Pubill por convocatorias internacionales. Además, apuntó a la pérdida de regularidad en la segunda parte del campeonato como uno de los factores que alejaron al equipo de las dos primeras plazas.
El Granada CF protagonizó una temporada aún más errática. Solo ocupó puestos de playoff durante siete jornadas y nunca estuvo en disposición de alcanzar las dos primeras plazas. Comenzó el curso con Guille Abascal en el banquillo, que fue cesado tras seis encuentros. Lo sustituyó Fran Escribá y, posteriormente, Pacheta. Ninguno logró estabilizar el rendimiento del equipo.
Durante el mercado invernal, el club traspasó a Myrto Uzuni y fichó a jugadores como Stoichkov y Borja Bastón, que no lograron ofrecer el rendimiento esperado. También fue destituido el director deportivo Matteo Tognozzi y se implantó un modelo de decisiones compartidas en la parcela técnica, sin resultados visibles.
Además del bajo rendimiento deportivo, el Granada vivió un año convulso a nivel institucional. La afición protagonizó momentos de tensión con la plantilla. El valor de mercado del equipo cayó de manera considerable, siendo uno de los dos que más se devaluaron en toda la categoría. Lucas Boyé, a pesar de anotar 10 goles y dar 5 asistencias, pasó de estar valorado en 7 millones de euros a solo 3,5 millones.
De cara al próximo curso, el Granada ha anunciado que realizará entre diez y catorce fichajes. El club planea incorporar porteros, laterales, centrocampistas y delanteros que permitan configurar un equipo competitivo para luchar de nuevo por el ascenso.
El Cádiz CF, tras descender desde Primera División, firmó una campaña muy por debajo de las expectativas. Finalizó en el puesto 15, sin opciones de pelear por el playoff ni el ascenso directo. Comenzó la temporada con Paco López como entrenador, pero fue sustituido en diciembre por Gaizka Garitano.
Con Garitano, el Cádiz CF sumó 32 puntos en la segunda vuelta, producto de nueve victorias, cinco empates y seis derrotas. Esos números le habrían permitido estar en posiciones de promoción si se hubieran repetido en la primera mitad del campeonato. No obstante, el bajo rendimiento en la primera vuelta y la falta de regularidad condenaron al equipo a un año sin aspiraciones.
En el apartado individual, algunos futbolistas ofrecieron un rendimiento destacado. Chris Ramos, Javier Ontiveros, Álex Fernández y Moussa Diakité sobresalieron en diferentes fases del campeonato. En contraste, jugadores como Caro, Fali o Mwepu no lograron adaptarse al nivel exigido. La plantilla sufrió una de las mayores caídas de valor del campeonato, perdiendo un 34,7 por ciento.
El equipo también fue eliminado en la primera ronda de la Copa del Rey, lo que incrementó la presión sobre la dirección deportiva. Para la próxima temporada, Garitano continuará al frente del banquillo con contrato vigente. Ya ha manifestado su intención de rejuvenecer el equipo y construir un proyecto más ambicioso que permita al Cádiz CF regresar a la pelea por el ascenso. Como problema añadido que la entidad debe gestionar el próximo curso está el desencanto evidente de una afición que, durante toda la temporada, ha mostrado infinidad de veces, tanto fuera como dentro del estadio, su desacuerdo con la gestión del club.
Ahora las tres entidades andaluzas iniciarán un nuevo proceso de reconstrucción con el objetivo común de retornar a la élite del fútbol español.