El estreno de Ismael Álvarez con el primer equipo del Cádiz CF fue uno de esos momentos que quedan para siempre en la memoria de cualquier futbolero. A sus 17 años, y tras cinco años formándose en la cantera amarilla desde que llegó con solo 12, el joven centrocampista pisó por primera vez el césped del estadio Nuevo Mirandilla en un partido oficial, con la camiseta del primer equipo y entre los aplausos de su gente. Lo hizo en casa, con una victoria y rodeado de todo el cariño de la grada.

El ambiente estaba cargado por el desapego de la afición con los dirigentes, pero cuando el cuarto árbitro levantó el cartel y apareció el dorsal 39, la tensión se transformó en ovación. Fue la recompensa a un camino largo, lleno de entrenamientos, partidos en los campos de la Ciudad Deportiva y muchas horas soñando con ese momento. 

Al terminar el partido, compartió su emoción con unas palabras que reflejan perfectamente lo que supone este paso para él: “No tengo palabras para describir lo que siento. Desde que llegué con 12 años, soñaba con esto, y hoy, con 17, ese sueño se ha hecho realidad. Debutar en casa, con mi gente, con una victoria... no lo podría haber imaginado mejor. Es un recuerdo que quedará grabado en mi corazón”.