Antes de que se implantara en nuestro fútbol el videoarbitraje el colectivo de trencillas siempre acudía para defenderse al socorrido argumento de “es muy fácil pitar con las imágenes de la TV, las cuales puedes ver varias veces y a distintas velocidades. En el campo es muy diferente y es más fácil equivocarse”. Y no les faltaba razón. Es más, tenían toda la del mundo. Sobre el césped la labor de un colegiado es complicadísima y es muy fácil cometer errores. Hay mil factores para que una acción sea vista de manera diferente o simplemente no vista: ángulo de visión, distancia a la misma, obstáculo en la línea de visión, rapidez de la acción…
Pero eso era antes. Ahora ese argumento no es válido y nuestros árbitros tienen la maravillosa tecnología del VAR, que les permite precisamente eso a lo que antes tanto acudían ante los ataques furibundos de prensa y aficionados. Tienen una sala aislada con no una sino hasta siete pantallas, los cuatro ojos de dos árbitros profesionales (VAR y AVAR) así como un técnico de imagen a su disposición, al que pueden solicitar las veces que lo deseen las imágenes de las múltiples cámaras televisivas a distintas velocidades. Con todas esas herramientas los arbitrajes no pueden cometer errores.
No es correcto llamar error a no pitar el claro penalti de hace dos temporadas de Foulquier a Perea. No es correcto llamar error al penalti señalado la pasada temporada a Ledesma en Mallorca, al pitado en ese mismo partido por un leve contacto de Iza a Brian o al no pitado por un contacto mayor de Brian a Alejo. No es correcto llamar error al hecho de no revisar un fuera de juego de casi dos metros como el que no se revisó ante el Elche. No es correcto llamar error el pitar el penaltito de Escalante a Unal cuando el propio presidente del CTA Medina Cantalejo ha dicho por activa y por pasiva que ya no se pitarían esas penas máximas en las que “no queremos que los jugadores que simulan o exageran obtengan ningún rédito". No es correcto llamar error que en cambio no se revise siquiera el mismo penaltito cometido en Valencia sobre Lozano. No es correcto llamar error que se conceda el penalti de ayer de Espino sin pitar falta de Iglesias sobre Fede cuando sí se pitó la falta de Fali sobre Ter Stegen en el Camp Nou para anular el gol de Roger Martí o sin pitar la falta de David Soria sobre Chris como sí se pitó la de Fali previa al gol anulado a Brian Ocampo ante el Almería.
No. A todas esas decisiones no se les pueden llamar errores. Ahora, en vez de errores podríamos hablar de otras cosas. ¿Ineptitud? ¿Negligencia? ¿Premeditación? Ni idea. Pero en cualquier caso, seguro que no error.
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