La llegada de una corriente en chorro polar especialmente intensa ha trastocado el patrón meteorológico habitual en España durante los últimos días de julio. Este fenómeno, poco habitual en pleno verano, ha traído un aire frío en altura que ha provocado un descenso generalizado de temperaturas en amplias zonas del norte y centro peninsular, acompañado de tormentas localmente intensas.
Según explican meteorólogos como Andrea Danta y Mario Picazo, el chorro polar ha registrado ondulaciones acusadas, descendiendo en latitud y permitiendo la entrada de masas de aire más frías procedentes de regiones polares. Esto ha generado una situación atmosférica anómala para esta época del año, con temperaturas que han llegado a situarse entre 7 y 10 grados centígrados por debajo de lo habitual en muchos puntos del país.
Las consecuencias se han dejado sentir especialmente en la mitad norte peninsular, el sistema Ibérico, el Pirineo y zonas del litoral mediterráneo, donde se han registrado tormentas acompañadas de fuertes rachas de viento, aparato eléctrico y precipitaciones intensas. También se han visto afectadas las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana, donde se han producido lluvias persistentes y temperaturas inusualmente frescas para un final de julio.
En contraste, la mitad sur peninsular, especialmente el suroeste, ha mantenido registros térmicos propios del verano más extremo, con máximas que han superado los 38 grados centígrados en algunos puntos. Este contraste térmico entre regiones ha acentuado la sensación de anomalía y ha generado imágenes inusuales, como personas con ropa de entretiempo en pleno verano en zonas del norte peninsular.
Desde portales especializados como Meteored y medios de información científica se advierte que esta situación puede prolongarse varios días. Los modelos de predicción apuntan a que la península seguirá recibiendo nuevas inyecciones de aire frío en altura, fruto de los ramales del chorro polar que continúan descendiendo desde latitudes más septentrionales. Estas infiltraciones seguirán provocando tormentas en el norte y este peninsular y manteniendo las temperaturas anormalmente bajas en comparación con otros veranos.
La dinámica actual del chorro polar no solo está influyendo en el clima de la península, sino también en otros puntos del continente europeo. Se trata de una ondulación con efectos más amplios, vinculada a la disposición del vórtice polar y a los intercambios de masas de aire entre latitudes. En el caso de España, su incidencia directa está suponiendo una tregua al calor habitual, aunque acompañada de fenómenos tormentosos de corta duración pero fuerte intensidad.
Al cierre de este mes, meteorólogos y plataformas de seguimiento climático coinciden en que julio de 2025 podría finalizar sin haber registrado una ola de calor prolongada, al menos en la mitad norte peninsular, algo poco frecuente en los registros recientes. Esta situación contrasta con los episodios extremos de calor vividos en años anteriores, y plantea un escenario de verano más irregular, marcado por irrupciones frías puntuales y una mayor inestabilidad atmosférica.